La gran historia de «Pistol» Pete Maravich

No todos los mejores jugadores del mundo tienen una historia feliz, no todos tuvieron una trayectoria tan difícil y no todo el mundo conoce a “Pistol” Pete Maravich. Muchos lo denominan como un avanzado a su época, y se atreven a decir que Pete podría haber sido mejor que el mismísimo Michael Jordan. Maravich entendía el baloncesto de una forma que no muchos compartían en su época, pero que todos valorarían en el futuro.

Pero para empezar a hablar de Pete hay que remontarse a su primera temporada universitaria, la temporada 1966-67. En esta, todos sus rivales comprendieron el apodo de “Pistol”, ya que promedió unos impresionantes 43,6 puntos por partido, algo nunca visto en la NCAA. No suficiente con esto, en las 3 siguientes temporadas de Maravich en el equipo universitario de Louisiana State promediaría unos 44,2 puntos, 5,1 asistencias y 6,5 rebotes por partido. Este jugador llamado a reinar la NBA batió muchos récords en la NCAA, entre ellos el de máximo anotador, mejor promedio de puntos, más tiros de campo anotados, más tiros libres anotados, más partidos anotando al menos 50 puntos, etc.

Este jugador demostró tener un talento innato para meter canastas, además de tener un gran repertorio de movimientos y hacer pases jamás vistos en el baloncesto, y era el momento de dar el salto a la NBA.

Fue seleccionado en número 3 del Draft por unos Atlanta Hawks que buscaban rejuvenecer su plantilla. Pete estuvo durante 4 temporadas en el equipo de Atlanta, donde demostró tener baloncesto de sobra para todo el mundo, pero dónde desgraciadamente empezaría a dar señales de alerta, aunque en ese momento no fuera tan grave como lo fue posteriormente, Maravich empezó a experimentar alguna lesión. Y todo esto ligado a sus problemas con el alcohol.

Los Atlanta Hawks no eran demasiado partidarios de los movimientos del jugador, pensaban que hacía cosas innecesarias en la cancha, así que en la temporada 1974-75 “Pistol” Pete Maravich fue traspasado a los New Orleans Jazz. Un nuevo equipo para un jugador que nos seguiría demostrando que venía del futuro, que había nacido para jugar al baloncesto.

Desgraciadamente, Pete tuvo siempre una cuenta pendiente, algo que le diferencia de los demás jugadores llamados a reinar. Maravich no consiguió levantar ningún anillo de campeón ni con los Atlanta Hawks ni con los Jazz. Pete promediaba cifras estratosféricas, llegando a los 31,1 puntos por partido en la temporada 1976-77. Pero a partir de esta, empezó el declive para el jugador. Pete empezaría a tener grandes parones por sus repetitivas lesiones.

Para la temporada 1979-80 los Jazz se trasladaron a Utah, una nueva ciudad, un nuevo desafío. Pero esta fue la última temporada de Maravich en el equipo. El jugador seguía sufriendo lesiones y con sólo 17 partidos jugados en la temporada se fue a los Boston Celtics.

Durante esta última etapa Pete promedió 17,1 puntos en Utah y 11,5 en Boston, pero las lesiones y grandes problemas personales hicieron que “Pistol” Pete Maravich dejara el baloncesto a la temprana edad de 32 años.

Finalmente, 8 años más tarde se cumplirían las palabras que dijo al retirarse: “No quiero jugar hasta los 40 años y morirme por un ataque de corazón”. Mientras Pete disputaba un partido junto a unos amigos para la iglesia, la cual valoró mucho después de su retirada, Maravich se desplomó acabando así con su vida.

Años más tarde nos dimos cuenta que Maravich había cambiado el significado de la palabra baloncesto, que gracias a él todo cambió. Ahora este deporte se veía diferente. El Show Time de Magic Johnson fue la previa invención de Pete Maravich, la actitud de anotador incansable de Jordan no es más que un reflejo de “Pistol”. “Maravich era un showman”, comentó Isaiah Thomas. Pete entró en el Hall of Fame y fue seleccionado entre los 50 mejores jugadores de la historia. Su camiseta fue retirada en los Utah Jazz, en los New Orleans Hornets y en los Altanta Hawks.

Pete Maravich tuvo una carrera plagada de luces y sombras en las que él estaba en el centro, y los demás mirábamos. Posiblemente, si sólo hubiera habido luces, ahora mismo estaríamos hablando en Mate al Aro del mejor jugador de todos los tiempos de la NBA.