Que Chris Paul es uno de los mejores bases de la historia de la NBA es algo que deja poco lugar a las dudas. Año tras año, el playmaker nacido en Winston-Salem (North Carolina), demuestra su categoría, y a sus 37 años y media, sigue dando cátedra de juego y canalizando, y englobando, lo que significa la definición en todo su apogeo de director del juego en una cancha de baloncesto.
Phoenix Suns vuelve a estar en la cúspide de la NBA un año más (sus mejores datos desde 2009), y viene con hambre tras caer de manera sorprendente el curso pasado en las Semifinales de Conferencia frente a Dallas Mavericks. En búsqueda del gran y ansiado objetivo de Paul, que aún no tiene en su carrera, (que no es otro que el anillo), los de Arizona vuelven a estar a gran nivel en este inicio de temporada, con 6 victorias en 7 partidos, y con un dato absolutamente espectacular del 11 veces All-Star.
Y si hablamos de sus registros, son peores en anotación (10,1 por partido), pero entre las tres mejores en asistencias de siempre (11 por encuentro). Un dato, eso sí, habla por encima del resto en sus últimos dos encuentros, y que habla de lo que es cuidar el balón. Paul acumula 27 asistencias y tan solo una pérdida en las victorias ante Houston y Minnesota, como refleja StatMuse.
Un dato absolutamente demoledor para tener en cuenta el equilibrio que muchas veces sucede entre el ratio de asistencia y pérdidas. Desde luego, bárbaros los guarismos de Paul.