En los últimos años, y con el nuevo formato de Euroliga, el FC Barcelona ha vivido sonados fracasos, llegando incluso a no meterse entre los ocho mejores y haciendo que la reconstrucción del equipo fuese más que necesaria. La directiva se ha puesto manos a la obra y le ha dado a su técnico, Pesic, herramientas para codearse este año sí, con los mejores equipos de la competición.
Con un calendario que de inicio parecía complicado con muchos partidos fuera de casa, el Barça fue completando buenas actuaciones que le permitieron estar siempre en la parte alta de la clasificación. Venció a Efes en la jornada inaugural. Después también a domicilio ganó a Zenit para seguir con su racha triunfal machacando a Alba de Berlín en el Palau. Siguió venciendo a Cibona en Croacia, Valencia en Barcelona para conocer la primera derrota de forma clara ante un equipo en racha como era Olimpia Milano a inicios de noviembre.
Volvió a ganar en pista de Zalgiris pero perdió el clásico ante el Real Madrid. Ganó en una gran actuación a Fenerbahce, también a Maccabi en el Palau pero cayó con estrépito ante el mejor CSKA del curso (67-96). Después victorias ante Khimki, Panathinaikos, Asvel, Bayern, Olympiakos hasta caer en un duelo emocionante ante el Baskonia de Dusko Ivanovic donde tuvieron un tiro para poder ganar pero Oriola no acertó con el último triple.
Una tarjeta de presentación muy buena para un equipo que cuenta con jugadores candidatos a MVP como Nikola Mirotic, y se ha reforzado con jugadores de contrastada calidad como Higgins o Brando Davies que son ese tipo de jugadores necesarios para luchar por todo.
Ahora empieza la segunda vuelta y hay que demostrar que lo vivido no es un espejismo y se puede luchar por estar entre los cuatro mejores de la competición para primero, tener factor cancha a favor en la serie de cuartos de final, y lograr un objetivo que casi es una obligación para esta plantilla como es meterse en la Final Four de Colonia.