La final de la Liga Endesa ha dejado un nuevo clásico entre Real Madrid y Barcelona, que han superado por 3-1 sus respectivas eliminatorias ante Joventut Badalona y Unicaja Málaga, que hacen las maletas con la sensación de haber hecho los deberes de poder haber alcanzado algún objetivo más.
Los de Ibon Navarro se llevan el buen sabor de la Copa del Rey de Badalona, donde fueron un auténtico «matagigantes», superando a Barça y Real Madrid y levantanto el título ante Lenovo Tenerife. Pero se han quedado con la espina de la Basketball Champions League que no pudieron alzar ante su afición tras caer en semifinales como también le paso al otro equipo español, el Lenovo Tenerife.
Para un equipo que en verano inició una reconstrucción prácticamente completa es un éxito como han sabido afrontar sus retos y recuperar ese ambiente en el Carpena que tanto ha ayudado al equipo esta temporada. La conexión equipo – grada ha sido clave y la ilusión de ganar títulos ha vuelto a un equipo que no lo pasó bien, pero que ha encontrado en Ibon un «plan» para volver a colarse entre los grandes.
Contra el Barça pudieron hacer algo más, pero la gasolina llegó hasta donde llegó y la intensidad blaugrana apagó la llama «boquerona» que a pesar de todo se llevó una despedida por parte de sus seguidores digna de un título. Muchos esperan ya con ansía lo que pueda hacer este equipo el próximo año viendo que la columna vertebral está renovada para hacer de la temporada 2023-2024 un nuevo año histórico.
Por su parte la Penya puede que haya podido tener una mejor temporada de lo que finalmente demuestran los resultados, pero quedar entre los cuatro primeros y luchar hasta semifinales de la Eurocup por lograr ese título y soñar con la Euroliga, es un premio muy grande para un club que, hasta no hace mucho, coqueteaba con la LEB Oro y la desaparición.
La aparición de la familia Grifols, ha devuelto la ilusión a una ciudad que respira baloncesto por los cuatro costados, con un equipo que mezcla veteranía con cantera y que, si bien es cierto que podría haber llegado algo más lejos, ha ilusionado a una afición falta de alegrías. La Copa del Rey disputada en Badalona demostró que este equipo y su afición merecen estar entre los mejores y el proyecto se está sosteniendo entre los mejores.
Con un entrenador como Carles Durán que apuesta por la cantera, como no podría ser de otra forma, y jugadores como Tomic que cada año que pasa parecen jugar mejor, la clave está en acertar en los jugadores extranjeros, sobre todo en el puesto de 4, la gran «pega» que se le puede poner al equipo este año.
Con el liderazgo de Joel Parra, por el que muchos equipos europeos pujarán, los verdinegros volverán a luchar en la Eurocup por volver a tener opciones de entrar en la Euroliga, que daría ese salto de calidad necesario para que el proyecto catalán vuelva a estar entre los mejores equipos de Europa.
De momento toca descansar tanto a jugadores de Unicaja como de Joventut y trabajar sin descanso en los despachos para mejorar lo que este año han tenido sus entrenadores a su disposición, o al menos no perder sus piezas clave para afrontar con garantías de éxito la temporada 2023-2024.
¡Gracias Unicaja y Penya por este año de buen baloncesto!