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Zunder Palencia es campeón de la Copa Princesa

El ambiente en el Pabellón Municipal de Deportes de Palencia era brutal. Casi toda la grada estaba teñida de morado, con las camisetas o las bufandas de los asistentes. A ello se le sumó el momento de cantar el himno de la ciudad, donde todos se dejaron la voz que les quedaba después de haber asistido a la fan zone que se montó como previa al encuentro. Si la afición de Palencia aprieta en temporada regular, en una final, mucho más. No cabía ni un alfiler y, desde las 8 de la mañana hubo colas para comprar las 200 localidades que Andorra había devuelto.

Y el arranque de partido tuvo un ritmo como el que la afición local había propuesto: Rock&roll. Esos ataque rápidos se tradujeron en pérdidas palentinas y contraataques andorranos. Puntos fáciles para uno de los ex, Micah Speight. Además, Zunder Palencia falló tiros liberados que se le quedaron cortos, como que la muñeca estaba encogida por todo el contexto. En el ecuador del primer cuarto, Pedro Rivero tuvo que solicitar tiempo muerto porque los de Natxo Lezcano abrieron la primera brecha en el marcador (5-13). Si bien la intensidad palentina subió mucho, les seguía costando un mundo anotar. Consiguieron dos triples, pero en el otro lado, Speight seguía imparable. Se fue al banco el base de Andorra con 11 puntos anotados en algo más de 7 minutos de juego…los mismos que Palencia (11-18). Un 4-0 de parcial de los locales parecía apretar el partido (15-18), pero los visitantes contestaron con otro 0-4 de vuelta para dejar el marcador con 7 puntos de diferencia (15-22).

Volvió Micah Speight a la cancha cuando se reanudó el juego y volvió a hacer de las suyas. Arrancó con un tiro que no tocó el aro, pero después de eso, canasta tras bote, con amago de pase y un tiro de media distancia, palmeo entre todos los grandes de los dos equipos…un espectáculo. Pedro Rivero volvió a pedir tiempo muerto con una desventaja de 11 puntos (22-33) y con la sensación de que Speight era indefendible. El tiempo muerto no funcionó y lo mejor que le podía pasar a Palencia era que llegara el descanso. Pero, así es el baloncesto, llegó la esperada reacción local. Primero, desde la defensa, provocando malos tiros o casi sobre la bocina de posesión y, luego, en el ataque, tomando mejores decisiones y yendo al aro con más confianza. También empezaron a entrar los tiros libres. Todo eso se convirtió en un 0-8 de parcial que colocó el 31-37 hasta que Natxo Lezcano lo paró a falta de 30 segundos para llegar al descanso. Una canasta de Schreiner casi sobre la bocina dejó el marcador en un 31-39, pero con una sensación totalmente diferente a la del ecuador del cuarto.

Después de casi una hora de descanso por la rotura de uno de los tableros, se reanudó el juego en el Pabellón Municipal de Deportes de Palencia. Chumi Ortega, como capitán y líder espiritual del equipo, trató de levantar a una afición que estaba aburrida por la espera. Y vaya si lo hizo. Era imposible escuchar al de al lado cuando Andorra tenía el balón. Y, poco a poco, Palencia se fue acercando al marcador. Dos tiros libres de Wintering, que no estaba jugando su mejor partido, pusieron a los suyos a 4 (39-43). Natxo Lezcano tuvo que pararlo porque parecía que los suyos seguían en el descanso y estaban fuera de partido. Pocas ideas en ataque y espesos en defensa. De poco o nada sirvió. Palencia ya había conseguido encontrar su ritmo de juego y, encima, la afición estaba encima en cada jugada. Los tiros libres mantenían a Andorra por delante, pero sus ataques no producían mucho más que eso. Micah Speight se apagó y los de Lezcano lo notaron. Los de Pedro Rivero tuvieron algún balón para empatar el partido y no lo aprovecharon, por lo que Andorra salió vivo de su peor momento de juego y mantuvo esa diferencia de 4 puntos (49-53).

En el último y definitivo cuarto, ahora sí, Palencia igualó el choque después de una canasta de Martínez, seguida de otra de Schmitd, que colocó el 53-53 en el electrónico. Poco después, un triple de nuevo de Martínez ponía a Palencia por encima en el marcador desde el 5-2 inicial (56-55), pero poco iba a durar la alegría y es que, Dee, desde el triple también, puso de nuevo a los suyos dos puntos por encima (56-58). Maric, que no había aparecido en el partido, empezó a demostrar por qué es uno de los mejores pívots de la Leb Oro y se echó a su equipo a la espalda. Un +4 para los andorranos (56-60) obligó a Pedro Rivero a volver a parar el partido para que no se le escapara. Y dicho y hecho, 11-0 de parcial para los suyos. Manu Rodríguez desde el triple puso a Palencia de nuevo por delante (61-60) y la diferencia se disparó hasta los 7 de ventaja (67-60), pero, quién si no, Micha Speight, rompió el parcial para poner de nuevo a Andorra a 5 puntos (67-62). Un triple de McGrew con 68-66 en el marcador y 30 segundos en el reloj sentenció una final que tuvo de todo. Palencia se proclamó así campeón de la Copa Princesa, como en el año 2016. El año del no-ascenso. El partido finalizó 74-69.

Ficha técnica:

Zunder Palencia (74): Wintering (18), Schmidt (12), Chumi (3), McGrew (13), Kasibabu (2) -quinteto inicial-, Merlo (-), Rozitis (4), Martínez (9), Rodríguez (12), Kamba (-), Kostadinov (1), Mendy (-).

Morabanc Andorra (69): Speight (20), Dee (3), Czerapowicz (5), Llovet (2), dos Anjos (14) -quinteto inicial-, Rubio (6), Borg (4), Pérez (-), Bartolomé (-), Schreiner (-), Maric (6), Andric (10).

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