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Würzburg Inside. La frustración y el respeto.

Vivimos probablemente una de las mejores y más competidas ligas de los últimos años, mejores equipos, grandes jugadoras, y excelentes técnicos.

Desde hace bastante tiempo hay un sentimiento anti-Avenida, eso lo sabemos, al igual que si de un Real Madrid o FC Barcelona se tratase, el estar arriba conlleva antipatía.

Se asume y es un precio que debes pagar, ganar tanto tantas veces puede llevar a irritar y «cansar» a equipos rivales, eso sí, dentro de unos cauces donde impere la educación y el respeto.

Eso lamentablemente se acabó, desde hace varias jornadas la situación en la Liga Femenina está llegando a unos extremos, que rozan el delito, no se trata de aportar opiniones, llegó el momento del insulto y la amenaza.

Para los menos documentados, Avenida en sus comienzos nunca fue un equipo ganador, sí luchador y con gran espíritu y compromiso, pero tuvo siempre muchos gigantes por delante.

Recuerdo al gran Celta, Dorna (campeón de Europa), su heredero Costa Naranja, FC Barcelona, el mítico Ros Casares, Man Filter Zaragoza, Hondarribia, Rivas Ecópolis,…

Años 90, donde el equipo salmantino (Halcón Viajes), era uno más en la mitad de la tabla, jugadoras jóvenes, algunas estudiando en la capital charra, muchas de ellas fueron estrellas del baloncesto nacional (Valdemoro, Aguilar, Montañana,…).

Y ese club ilusionado comenzó un camino con pocos medios, una afición por crear y jamás pensando en éxitos como los que, muchos años después, iban a llegar.

A pesar de ello, con esas grandes promesas, comenzaron a meterse en finales, clasificarse para la Copa de la Reina, competir en Europa (Copa Ronchetti), todo un hito para un club modesto.

Nunca llegaban los títulos, después de una época difícil, llegó Perfumerías Avenida. Al proyecto se le da continuidad, más apoyo, y ya con una ciudad más identificada con el club, la ilusión y la pasión se unen.

La época de los 2000, Ros Casares, eso lo marca todo. Las reinas de este país, dinero, jugadoras, pero… sin una numerosa afición detrás y ahí comenzaron a surgir las primeras diferencias.

El club taronja, absoluto dominador durante muchos años del baloncesto femenino en España, se topó con un club en progresión, inferior, pero con mucha capacidad de mejora.

Los enfrentamientos entre ambos pasaron a la historia de este deporte, intentos de evitar el apoyo de la afición salmantina en sus visitas a Valencia, por parte de dirigentes valencianos, boicots, solicitud de protección policial en sus visitas a Würzburg, eran parte del circo montado alrededor.

Declaraciones de jugadoras muy importantes del club, algunas muy conocidas y con mucho historial en el mundo del baloncesto, hacia la ciudad, afición,… forman parte de la leyenda de esos años.

Rivalidades que se hicieron eco en la prensa nacional, pero que se llevaron a un punto, en el que no se medían bien las formas, quizás más a nivel de los dirigentes, pero que ayudó a crear alrededor un ambiente enrarecido.

Aquello puede ser un símil, con el que explicar el por qué de los ataques y amenazas que sufre un equipo, afición y jugadoras, cuando éstas forman parte de un club concreto, y que es el rival a batir.

La prepotencia no forma parte de una afición que nació de la humildad (como bien dice el himno de Avenida), precisamente siempre se ha valorado y respetado al rival, forma parte del deporte y las simpatías y amistades que se hacen por aquí, están por encima de un título.

Ser objetivo cuando sientes los colores no es fácil, te tira el corazón y no puedes evitarlo, pero si algo hay que aprender en la vida, es evitar la ofensa y el insulto, mucho menos si esto se hace de manera pública.

Con el paso del tiempo, las aguas se apaciguaron, los rivales cambiaron, Del Ros se pasó a Rivas, Girona, Valencia, Zaragoza,… pero solo uno lleva varios años siempre ahí, precisamente el que es objetivo de todas las iras actualmente.

El por qué de este linchamiento puede tener su origen en determinadas declaraciones, puntuales decisiones arbitrales, etc. Sinceramente la realidad es que todo lo que lleve la camiseta azul de Avenida, se mira de otra manera.

La animadversión de personajes concretos, muestra su lado más hostil, promoviendo una ola de declaraciones más propias de otro deporte que del baloncesto femenino.

Me refiero principalmente a las redes, personas que bajo un oscuro perfil se erigen como jueces morales y deportivos para sentenciar lo que su subjetividad les dicta.

Foto Twitter.

Después de partidos con finales tan polémicos como el de Avenida vs Zaragoza y el más reciente de Euroleague entre Girona y las salmantinas, el tarro se ha roto definitivamente.

El desprecio sistemático, insultos varios, amenazas al equipo y aficionados, son algunas de las perlas que se vierten por las redes haciendo que el ambiente se enrarezca aún más.

Foto Twitter

El punto de inflexión fue el partido de Euroleague Women el pasado miércoles, una jugada en ataque de Rebekah Gardner es cortada de manera contundente por Andrea Vilaró, falta dura, castigada como antideportiva a la jugadora de Avenida.

Podría haber quedado ahí la cosa, pero no. La reacción de Gardner encarándose a Vilaró con unos gestos poco afables han provocado el linchamiento contra la jugadora de Avenida de manera desmesurada.

Reacciones aparte, la propia jugadora americana ha decidido publicar en redes su particular visión de la citada jugada, probablemente mal asesorada, puesto que en lugar de dar carpetazo al asunto, aviva aún más la polémica.

Foto Twitter

¿Es esto lo que queremos? Rotundamente no, pero poco podemos hacer si desde dentro de los propios clubes no se pone cordura ante esta persecución y acoso hacia determinadas jugadoras.

Como bien ha comentado Irati Etxarri en determinada red social, «generar odio puede volverse en tu contra en el futuro», aludiendo a esta campaña alocada de desprestigio a determinadas compañeras.

Foto Twitter.

La falta de sentido común puede generar una escalada de ataques y enfrentamientos que no nos conducen a nada, es deporte, cada uno defiende sus colores pero las posturas extremistas de los «antis» creo no benefician a crear buen ambiente.

Desde aquí queremos hacer un llamamiento a la cordura, es deporte, son personas y hoy están allí, mañana pueden estar aquí, luchemos contra todos aquellos que promulgan el enfrentamiento y el acoso hacia las jugadoras, solo buscan destruir.

Gracias a todos aquellos que apoyan una rivalidad sana, creo que entre todos podremos acabar con este ambiente tan negativo.

Javier Martín

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