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El pasado mes de julio conocimos la renovación de Roberto Blanco como entrenador principal, la contratación de Iago Castro como entrenador asistente y la de Eduardo Pascual como nuevo director deportivo.
El granadino Manu Rodríguez fue el primer fichaje, seguido de la vuelta de Carlos Toledo (perteneciente al club en las temporadas 14/15 – 16/17). Posteriormente, supimos de la renovación del escolta Devin Schmidt y las incorporaciones de Jaume Lobo y Romaric Belemene, haciéndose oficial tan solo unos días después la renovación de Jorge Sanz como base del equipo. En septiembre, Julen Olaizola se sumaba como nuevo fichaje y, a falta de conocer las tres últimas incorporaciones para completar la plantilla, daba comienzo la pretemporada. Con el ingreso del base argentino Mateo Díaz, cedido por el CB Breogán, el croata Nik Slavica y el camerunés Benoit Mbala, ambos alapívot, se daba cierre a los que, en principio, serían los integrantes del equipo en esta temporada. Y decimos en principio porque, a tan solo unos días del inicio de la liga regular, Slavica resolvió su contrato a raíz de los problemas de adaptación al club vivenciados. Fue otro croata, Duje Dukan, quien se constató como su sustituto tan solo cuatro días antes del comienzo de la competición.
Con las 4 victorias (una de ellas ante el Basket Girona, reciente campeón de la Final Four y, en consecuencia, ascendido a la ACB junto al Granada) que llevaron al equipo a igualar el mejor arranque histórico del club, Carlos Toledo lo afirmaba: “Creo que todos sabemos que este año es muy importante para cada uno de nosotros y eso puede ayudar a que tengamos un muy buen rendimiento como equipo. Confío mucho en mis compañeros y por eso creo que podemos ser un equipo que sueñe con los Playoffs”.
Después de culminar el ecuador de la temporada con un balance de 9 victorias y 8 derrotas, conseguir la permanencia matemática (a falta de seis jornadas por disputarse) y un favorable 15-13, el equipo pasó a poner la mirada en la clasificación para los Playoffs de ascenso a ACB.
El sueño se hizo realidad en la última jornada tras la victoria ante el triunfador Granada (88-86) y, por primera vez en seis años, el equipo volvió a clasificarse para los Playoffs despertando la ilusión en la afición cacereña.
Al terminar la liga regular en octava posición (balance 19-15), dio comienzo la eliminatoria de cuartos de final al mejor de 5 partidos contra el Força Lleida, a la que Cáceres se enfrentó bajo el lema “The last dance”. El equipo catalán obtuvo las dos victorias en casa, siendo la primera (87-79) más ajustada que la segunda (98-75). Un 2-0 no fue motivo para que Cáceres dejara de bailar, más bien todo lo contrario. En el primer partido el equipo había demostrado que podía llegar a dominar la pista, solo era necesario realizar unos ajustes y aprender de los errores cometidos.
Fue a la vuelta cuando el Multiusos se convirtió en el Multisueños, Cáceres sacó a la pista sus pasos prohibidos y, junto al enorme apoyo de una afición con ganas de seguir bailando, el equipo consiguió que la serie quedara empatada con dos victorias (86-71 y 79-73). En sus primeros Playoffs como primer entrenador, Roberto Blanco lo tuvo claro en la posterior rueda de prensa: “El equipo ha sabido sobreponerse a situaciones muy complicadas dentro del juego. Ahora vamos a jugar en Lleida sin ningún tipo de presión. No solo hemos ganado, hemos generado ilusión, alegría y felicidad. Ver el Multiusos como lo hemos visto hoy y las muestras de cariño hacia nosotros vale mucho más que todo el dinero del mundo”.
Aunque el quinto y definitivo encuentro en Lérida estaría marcado por la tensión originada a raíz de lo que vino sucediendo en partidos precedentes, Blanco no lo dudó: “Nosotros tenemos que ir sin complejos y sabiendo que nos vamos a encontrar un ambiente de Playoff. No tenemos ningún tipo de presión, es un premio y un lujo. Disfrutaremos y lucharemos al máximo”.
Hace tan solo 12 días, Cáceres puso fin a su baile tras la derrota (79-70) ante Lleida en el Barris Nord, dando por cerrada una excelente temporada en la que el equipo, a pesar de situarse top 3 por la cola en cuanto a presupuestos de LEB Oro, ha soñado a lo grande y ha conseguido devolver la ilusión a sus aficionados.
Ahora solo queda esperar y confiar en que el Robertismo siga haciendo de las suyas la próxima temporada.
