Si bien no es tan extraño hoy en día el cambio de entrenador en los clubes deportivos, el caso del Joventut de este año ha sido sorprendente por el tiempo y las formas. Evidentemente la marcha del equipo no es buena, donde han acumulado 5 derrotas seguidas en Liga ACB. No obstante, no había riesgo de descenso y la Eurocup para el año que viene parece asegurada.
Muchos cuestionan que un entrenador como Carles Duran, que ha vuelto a llevar a la Penya a competir con los grandes, merecía acabar la temporada y tener una despedida acorde a un entrenador que llevaba 6 temporadas y media en el club, a pesar de no haber cumplido este años las expectativas, quedando fuera de la Copa del Rey y sin opciones reales de Eurocup.
Además, se ha confirmado al segundo de abordo, Dani Miret, no solamente para lo que resta de temporada, sino también para las 2 siguientes. Los más viejos del lugar, ven en el cambio una «cortina de humo» para tapar varias carencias en el club:
- De entrada, Carles Duran no es el único responsable de la mala racha del equipo, con una configuración de plantilla descompensada, donde hay muchos cromos repetidos y faltan perfiles clave en la posición de «3» y «4». Además de las múltiples lesiones que obligaron a jugar sin pivots durante casi todo el mes de Noviembre.
- Jugadores clave no han dado el nivel en los momentos clave (Vives, Ribas, Andrews, Evans, Brodziansky…); y otros no han acabado de despuntar tal y como se esperaba (Kragg o Busquets). Solamente Feliz y Tomic han rendido de manera continuada.
- El sector más crítico del club, argumenta que la gestión tanto económica como social en los últimos años ha dejado mucho que desear (5 años sin patrocinador??), pero que la buena marcha deportiva del equipo lo ha tapado todo. Además, este año ha habido un aumento desproporcionado en los abonos (eliminando la franja joven) que recibió muchas críticas por parte de la afición.
- A todo ésto, se le junta la marcha de jugadores de la casa como Parra o Ventura, y la incapacidad de recuperar talento de la casa, como el caso de Ricky Rubio, volviendo al Barça en lugar del equipo que lo vió nacer.
Con este ambiente enrarecido llega Dani Miret, un entrenador de gran talento, pero que genera dudas por su inexperiencia al más alto nivel; especialmente en una liga donde el respeto arbitral, depende en gran parte de la presencia de entrenadores consolidados. Muy bien tendrá que empezar la próxima temporada en la Penya para que no empiece el «run-run» en la afición verdinegra, donde muchos no entienden que no se haya intentado apostar antes por técnicos consolidados como Pedro Martínez (vive en Badalona) o Joan Peñarroya, por ejemplo.
Nunca sabremos si la apuesta de Dani Miret es una apuesta real del club, o es un escudo por necesidad que se ha generado la Dirección Técnica y la Junta Directiva, para tener un blanco «fácil» en el caso de que la marcha del equipo no funcione. Tampoco ha ayudado la situación económica y reputacional de Grifols, máximo accionista del club a través de su sociedad Scranton, y cansado seguramente de poner dinero a fondo perdido sin ningún retorno.
Vienen tiempos difíciles en Badalona, con el fin de un ciclo y el inicio de otro que, de momento, genera más incertidumbre que ilusión