Todos/as queremos jugadores/as talentosos y con una gran capacidad resolutiva en situaciones complejas del juego. Indudablemente, un alto porcentaje de estas cualidades son de carácter innato. Pese a eso, creo firmemente que los/as entrenadores/as tenemos la capacidad de influir en ese pequeño, pero determinante, porcentaje que no depende de la genética o de la predisposición natural del jugador/a.
¿Entrenamos la creatividad? ¿Diseñamos ejercicios donde los/as jugadores/as puedan expresar el talento? ¿Proponemos tareas en las que las posibilidades de respuestas sean tantas como ellos/as puedan imaginar?
Hablo de situaciones en las que el/la jugador/a tenga el control absoluto en su toma de decisión, si bien esta pueda estar condicionada a otro estímulo: reacción de un defensor, número de botes a dar, número de apoyos en la finalización…
Lo que yo denomino “tareas de respuesta abierta”.
Otorgar esta libertad de elección y ejecución a los/as jugadores/as es un acto de valentía y humildad por parte del entrenador/a.
De valentía porque es asumir que el error será uno de los motores principales en este tipo de aprendizaje. Y, por todos/as es sabido, que no son solo los/as jugadores/as los/as que debemos aprender a tolerar el error.
Convivir con el error es, no solo inevitable, sino imprescindible.
De humildad porque el ego del entrenador/a queda doblegado por la creatividad del jugador/a. Será él o ella quién descubra la mejor alternativa para obtener ventaja. El/La entrenador/a serán meros espectadores de las destrezas que saldrán al descubierto.
Entrenar la creatividad y dar rienda suelta al talento, suena bien. Pero hay que estar preparado/a para tolerar el error y ser un acompañante en el proceso, no un instructor.
Si bien, considero que este proceso creativo debe estar sustentado y ser compaginado con un trabajo más analítico y de adquisición puramente gestual. La repetición bien ejecutada, explicada al detalle y con el feedback adecuado, es altamente eficaz.
Nuestra labor como entrenadores/as es sacar el máximo rendimiento de los/as jugadores/as y una de las herramientas para ello puede ser el ponernos a la disposición de su talento y no encorsetar su creatividad a las ya estipuladas pautas de acción que podamos tener.
Y tú, ¿entrenas la creatividad?