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El castigo del tercer y cuarto puesto

Es cierto que el deporte se debe a sus aficionados, y que las sedes que organizan un evento como la Final Four quieren que se jueguen el máximo de partidos, pero siempre saltan las dudas sobre la disputa de un partido para disputar el tercer y cuarto puesto de la competición.

Los equipos que pierden el partido de semifinales quedan muy tocados, y ven este partido como un castigo, donde normalmente juegan los menos habituales y donde el resultado es muchas veces lo de menos. Pocos se acuerda de un subcampeón y, menos aun, del tercero o cuarto de una competición.

Esta vez les ha tocado a Barça y Olympiakos el “disgusto” de jugar este partido, pero la televisión manda, y puede ser un partido muy atractivo por la poca presión con la que jugarán, más allá de la honra de no perder dos de dos en una Final Four, y quitarse, si es posible, la espina de las semifinales.

Además, los aficionados que han viajado seguramente contaban con estar más días en la ciudad, y que mejor que volver a ver un gran partido antes de la gran final, si es que disponen entrada para ella, o no deciden revenderla para superar el mal trago con unos euros de beneficio.

Bajo mi punto de vista, es un partido innecesario, más allá del beneficio económico para medios y propios clubes, pero para los jugadores no deja de ser un molesto partido en un calendario muy cargado, que les obliga a estar un días más lejos de casa y con esa mala sensación de haber caído en semifinales.

Pero los patrocinadores mandan, y eso hará que este partido se siga disputando a pesar del malestar de los clubes a tener que jugar tras el triste adiós en semifinales.

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