Uno siempre sabe que la visita a la cancha del Pireo para enfrentarse a Olympiacos es sinónimo de sufrimiento y hoy el Barça ha sabido sufrir para mantener el liderato en un partido que por momentos parecía perdido tras un buen inicio de los culés pero ante un equipo tan experimentado como el griego 40 minutos son muy largos.
Empezó muy serio el Barça, apretando en defensa como lleva haciendo en los últimos partidos y sin dejar que los jugadores de Bartzokas entraran bien en el encuentro. Le costaba mucho anotar a los locales mientras que el Barça encontraba en los movimientos de Pierre Oriola la vía para hacer daño y alejarse en el marcador (12-21).
El segundo periodo fue más igualado, con el Barça manteniendo las distancias en el marcador y sin parecer que Olympiacos pudiera meterle mano a los de Saras muy serios en todo momento, y eso que no han necesitado al mejor Mirotic en un partido que en la segunda parte se les ha complicado demasiado
En un Pireo vacío, lo que significa una presión inexistente de un público caliente que influye, y mucho, en los arbitrajes, el Barça no ha sabido matar el partido y le ha dado vida en un pésimo tercer cuarto, algo que ya pasó con el Zenit, y que por poco le cuesta de nuevo el partido. El parcial de 23-10 dejaba por delante a los griegos para empezar el último cuarto, con un ritmo bajo, un marcador también de pocos puntos y todo a favor para dar la sorpresa ante un líder que nada se parecía al de la primera mitad.
Con jugadores como Sloukas o Spanoulis, llegar igualado a los últimos minutos es una lotería que en muchas ocasiones le toca a los griegos, y si el pabellón hubiera estado como en las mejores fechas, tengo la sensación que la victoria se hubiera quedado en Atenas. Los árbitros empezaron un recital de decisiones que ni un entrenador ni el otro entendían, llevándose técnicas en ambos equipos y dejando a la suerte de los mejores jugadores la resolución del partido en las últimas jugadas.
Spanoulis y Higgins se disputaban ser los héroes de ambos equipos con triples importantes para sus respectivos conjuntos, pero al final todo se decidió por una protesta de Bartzokas que se llevó una segunda técnica tras protestar una falta sobre Higgins con empate a 74 y que con el Pireo lleno no sé como hubiera acabado el encuentro.
Mirotic, que sin hacer un gran partido se fue a los 16 puntos, falló el tiro de la técnica, y Higgins anotó los dos de la falta, dejando tiempo para que en la última jugada Olympiakos tuviera opciones de llevar el partido a la prórroga o ganarlo si anotaba de tres. Al final el palmeo de Printezis, especialista en finales apretados, llegó con el tiempo ya cumplido y el Barça se llevó un sufrido triunfo, de esos que hacen más grande al equipo y le enseñan a sufrir.
No supo Olympiakos jugar bien sus bazas en los últimos instantes, sin la ayuda de su público, y con una protesta que debería haberse evitado para no descentrar a los suyos que aun así tuvieron la opción de luchar por la victoria hasta el último segundo.
